Se entienden por “pasos”
a una serie de representaciones escénicas que se hacen sobre los episodios más
significativos de la Pasión de Cristo. En Villanueva de los Infantes se
escenifican dos: el encuentro de la mujer Verónica con Jesús, representado en la
plaza de la Trinidad frente a la iglesia del ex convento de Trinitarios; y
el encuentro de la Virgen María
con su Hijo en
la plazuela de Santo Domingo, momentos antes de encerrarse la cofradía y tras
la tradicional “vuelta al Paseo” de todas los pasos.
Estas representaciones se
realizan con las imágenes. Así en el encuentro con la Verónica, los actores principales
son las imágenes de Jesús Nazareno y la Verónica. De testigos actúan los pasos
de San Juan y María Magdalena. La imagen de la Verónica, a hombros, momentos antes
de llegar a la plaza de la Trinidad es desviada por el callejón de la Ese, de
tal manera que al llegar el paso de Jesús Nazareno a la plaza de la Trinidad,
el paso de la Verónica ya está esperando. Puestas frente a frente ambas
imágenes, pero a distancia, un miembro de la cofradía (siempre el mismo) hará
sonar una campana para anunciar los movimientos de la Verónica; a continuación
los anderos de la Verónica, que se encuentran en la parte posterior de las
andas, levantan los brazos lo más alto que pueden, provocando así una
inclinación de la imagen en dirección al paso de Jesús Nazareno. Una vez
junto a la imagen principal, se procede a la representación del momento en le
que limpia el rostro de Cristo. En posición inclinada, sobre la carroza de
Jesús Nazareno, la Verónica se acercará todo lo posible a cada uno de los lados
de la imagen de Jesús. Después, un cofrade desdobla el pañuelo dela Verónica,
que hasta ese momento había estado plegado, apareciendo así, impreso en el
mismo, el rostro de Jesús. Momento en el que el público aplaude y la cofradía
se reorganiza para continuar su recorrido por la calle del Remedio y la
Costanilla en dirección a la plaza de la Fuente Vieja.
El siguiente “paso”
corresponde con el encuentro de la Soledad con su hijo en la plazuela de Santo Domingo. Como en
el caso anterior, la representación se realiza con las imágenes. Sin embargo, a
diferencia del encuentro con la Verónica, el acto sólo consiste en situar
frente a frente, hasta tocarse, ambas carrozas con las imágenes de la Virgen de
la Soledad y Jesús Nazareno. No obstante, por documentos fotográficos se
observa que con anterioridad también se realizaban las inclinaciones de la
Virgen ante Jesús. Tal vez el desuso de las andas, como medio de transporte de
las imágenes, derivó en la desaparición de esta forma de representación.
El precedente de estos
tipos de representaciones se encuentra en los actos extralitúrgicos sobre la
Pasión y Muerte que se llevan a cabo fuera de las iglesias a finales de
la Edad Media y el siglo XVI. Posteriormente, el Concilio de Trento, en los
años 1545-1563, supuso un gran avance para estas manifestaciones, y la
Contrarreforma, como reacción ala Reforma Protestante, contraria a las
manifestaciones externas de la religión, potencia las representaciones
plásticas y escénicas, como las que acabo de describir.
Por lo que respecta al
“sermón del Nazareno”, desapareció durante la segunda mitad del siglo XX. Su
origen, aunque puede estar relacionado con la teatralidad del barroco en la
Semana Santa. A diferencia de los “pasos” la representación no era
escenificada, sino cantada. Aunque las noticias que poseo, procedentes de
la historia oral y la memoria colectiva, son confusas, todo parece indicar que
se desarrollaba de madrugada, en el interior de la iglesia del ex convento de
Dominicos, momentos antes de comenzar el desfile la cofradía de Jesús Nazareno,
posiblemente a las 6 de la mañana. Comenzaba el acto con la lectura del sermón
por parte del sacerdote y que preparaba a los fieles para el Viernes Santo.
Mientras tanto, una soldadesca de origen popular hacía guardia en la puerta de
la iglesia o tal vez delante de la imagen de Jesús Nazareno. Una vez acabado el
sermón del sacerdote, el pregonero, desde el coro de la iglesia, recitaba una
especie de saeta en verso entre leída y cantada con el anuncio de la condena de
Jesús. A continuación, se producía la defensa del Ángel al Hijo de Dios.
El texto era el siguiente:
El pregonero:
Nos Poncio Pilato
gobernador de toda Judea
por el Sacro Imperio
Romano
estando en su tribunal y
sala audiencia (de)
Oídas las acusaciones
criminales
de los escribas y los
fariseos
contra Jesús Nazareno
como alborotador del
pueblo
enseñando doctrinas
nuevas
contra la ley de Moisés
pretendiendo hacerse rey
Y como escandaloso y blasfemo
se ha gloriado muchas
veces
de que es Hijo de Dios
siendo hombre de baja
condición
hijo de un pobre artesano
y de una pobre mujer
llamada María
Fingiéndose muy
santo
y siendo muy engañador
examinadas las
acusaciones
es sentenciado a muerte
en la montaña del
calvario
que muera crucificado
en medio de los ladrones
Cuya sentencia mandamos
publicar
al sonido de la trompeta
y alta voz de pregonero
para que llegue a noticia
de todos
que tal lo hizo que tal
lo pague
Canto del ángel
Esta es la satisfacción
que por el remedio
universal
ha querido el Padre
Eterno
con su Hijo
Predilectísimo
por haber querido ser
fiador
de todas las culpas de
los hombres
muriendo crucificado
en el monte del Calvario
por redimir el pecado
Al concluir esta
intervención se abría la puerta la puerta de la iglesia y la imagen de Jesús
Nazareno, entre el bullicio del pueblo y el estruendo de la soldadesca, era
sacada al exterior. Comenzaba el desfile de la cofradía que por la calle
Empedrada se dirigirá, año tras año, a la escenificación de los “pasos” en la
Plaza de la Trinidad y de Santo Domingo.